Ya pocos sueñan: la expectativa de tener una vivienda propia se desvanece a un mínimo de casi 20 años
Solo el 13% de los chilenos cree que los trabajadores pueden comprar su inmueble. En 2009, el 55% sí confiaba en ello. El sector inmobiliario está golpeado por un encarecimiento en los materiales de edificación, alza en los precios del suelo y una presión migratoria.
Tras un magro desempeño económico y un alto desempleo en 2023, las expectativas de los chilenos de un país más desarrollado y sin pobreza, entre otras variables, se mantienen bajo el 45%, revela la reciente Encuesta Bicentenario UC.
Una cifra refleja con nitidez el deterioro: solo el 13% de los consultados cree en la posibilidad de que un trabajador pueda comprar su propia vivienda.
Se trata de un dato ‘significativo’, reconocen los responsables del estudio, ya que es el porcentaje más bajo de esta pregunta en toda la serie de la Encuesta Bicentenario UC (desde 2006). Viene a confirmar la crisis del sector vivienda en Chile, golpeado por altas tasas de interés de los créditos hipotecarios, el encarecimiento en los costos de construcción y en el valor de los inmuebles, junto a una limitada ayuda a nivel gubernamental y una proliferación de campamentos en todo el país.
La percepción del incremento en la dificultad en obtener una vivienda propia, de por sí subjetiva, está avalada con datos administrativos y mediciones pasadas, destacan los responsables de la Encuesta Bicentenario UC.
Explican que el 13% refleja un drástico desplome en comparación con 2009, cuando la percepción de que un trabajador pudiera adquirir una vivienda llegaba al 55% (ver infografía).
‘El acceso a la vivienda no es solo una aspiración patrimonial, sino un anhelo existencial en Chile. Históricamente, de acuerdo a la encuesta Casen, Chile ha sido un país de propietarios de vivienda. Sin embargo, la tasa de hogares propietarios ha caído sistemáticamente en 10 puntos porcentuales, desde el año 2006’, afirma Ignacio Irarrázaval, director del Centro de Políticas Públicas UC y encargado de la Encuesta Bicentenario, a ‘El Mercurio’.
No debe olvidarse, agrega, que uno de los elementos de alta polémica en la fallida Convención Constitucional fue precisamente un articulado que proponía que la vivienda social del Estado no sería entregada en propiedad. Afirma que, en opinión de varios actores, este fue uno de los elementos críticos para el rechazo de esa alternativa constitucional.
‘Más allá del alza de los precios de materiales de construcción, los precios del suelo, y la presión migratoria, la política de vivienda debe ser capaz de dar señales concretas de respuesta a uno de los anhelos y expectativas más importantes de la población chilena’, enfatiza Irarrázaval.
Desarrollo y pobreza
Otro de los indicadores que llaman la atención en esta última medición es la percepción de conflictos entre trabajadores y empresarios, que registra un 52%, por debajo de Estado-mapuches (82%) o Ricos-pobres (64%). Asimismo, la apreciación de conflictividad entre trabajadores y empresarios es la menor de los últimos seis años, cuando en 2018 llegó a un 48%.
Pese a que la economía chilena se encuentra hace más de un año en una fase de nulo crecimiento, presionada por la contracción de la inversión, destaca el salto del 43% (desde un 37% en 2022) de quienes opinan que Chile avanzará o habría alcanzado el ‘desarrollo’ en un plazo de 10 años. En todo caso, esta cifra se ubica por debajo del nivel de percepción que había en 2011 (55%) o 2019 (51%).
Con todo, resulta paradójico que cuando se consulta sobre si se avanzará o habría alcanzado la eliminación de la pobreza hacia el 2033, se observa un estancamiento en el nivel de percepción en las últimas tres mediciones, donde básicamente 3 de cada 10 ciudadanos se inclinan por esa posibilidad.
‘La pobreza es relativa. En la medida en que los países se desarrollan, este flagelo puede tomar distintas formas de exclusión social o vulnerabilidad, pero igual existe. La pobreza es una discusión hoy en Gran Bretaña y en California, que obviamente son países o Estados de alto nivel de desarrollo’, precisa Irarrázaval.
Y agrega: ‘El anhelado desarrollo nos ofrece mejores condiciones de vida para la mayoría de la población, pero empíricamente hemos visto que siempre habrá bolsones de pobreza que serán difíciles de erradicar a menos que existan estrategias muy coherentes y sistemáticas’.
Sobre la reducción de la desigualdad de los ingresos en el plazo de una década, las personas que estiman que se avanzará hacia ese objetivo llegan a un 33%, levemente por encima del nivel de la anterior medición.
Rol del Estado
De acuerdo con la encuesta, el 53% de las personas consultadas estima que lo mejor para el país es que haya igualdad social y una distribución de los ingresos más equitativa. En cuanto a que la ayuda del Estado debería ser focalizada, un 33% se inclina por esa opción, mientras que un 45% se inclina por que todos los ciudadanos deben recibir la misma ayuda del Estado.
Un 31% prefiere pagar menos impuestos y pagar salud y educación por su cuenta. Casi la mitad de los encuestados, en tanto, es partidario de pagar más impuestos y que el Estado garantice su salud y educación.
Fuente: El Mercurio