Griffith-Jones prevé un recorte de la TPM de 50 puntos en julio. “Es posible que algo más”
“Podría haber un peligro de un ajuste (económico) que fuera algo mayor de lo que es estrictamente necesario para llegar a la meta de inflación”, dice la economista.
Un llamado a desdramatizar las diferencias observadas en la última Reunión de Política Monetaria, cuando tanto ella como Pablo García votaron por un recorte de 50 puntos base en la tasa de referencia, realiza la consejera Stephany Griffith-Jones. Hay un argumento puntual: “Estamos hablando probablemente de diferencias de un mes”, dice la economista. En entrevista con El Mercurio Inversiones, cita varias razones por las que ve necesario bajar la TPM desde el 11,25% actual a en torno el 8% de aquí a fin de año.
—El BC pasó de descartar un movimiento en el corto plazo a un mensaje bastante dovish. ¿Por qué tan pronunciado el cambio?
“Yo partiría citando a Keynes, mi economista favorito, que decía “when the facts change, I change my position” (“cuando los hechos cambian, yo cambio de opinión”). Yo creo que eso es lo que hizo el Consejo, porque la verdad es que los datos han cambiado bastante. En marzo eran un poco preocupantes: el consumo, por ejemplo, crecía más de lo proyectado. Y ahora pasó justamente al revés. El consumo privado cayó 6,7% anual en el primer trimestre, bastante más de lo proyectado, revirtiendo un poco esta tendencia que nos preocupaba de que el consumo parecía muy resiliente a las políticas monetarias y fiscales (…). Y por primera vez tuvimos una sorpresa agradable a nivel de inflación. La inflación efectiva no solo bajó por sexta vez consecutiva, sino que fue más baja de lo proyectado, por primera vez en dos años. También hay otras cosas que nos tienen más tranquilos, como que el déficit de la cuenta corriente proyectado para el año cae a menos del 4% del PIB. Entonces, los desequilibrios macro tanto por el lado de la inflación como por el lado de la balanza de pagos parecen estar resolviéndose. Y otra cosa que yo creo que generó bastante impacto es que las expectativas inflacionarias también, por primera vez, están alineadas tanto a nivel de los precios de mercado como en las encuestas. Vuelven a estar ancladas y han bajado bastante. Asimismo, la economía internacional no parece tan boyante como tal vez se podía esperar”.
—Hay disenso por primera vez en mucho tiempo. ¿Qué están viendo usted y Pablo García que el resto del Consejo no?
“En el Consejo no tenemos diferencia en la estrategia, estamos todos preocupados de que la inflación llegue el próximo año a 3% y que eso deba hacerse con el menor costo necesario para la actividad económica, la inversión y el empleo, y en eso estamos todos de acuerdo. Hay matices más bien tácticos y uno era el timing: cuándo empezar a bajar, y la evaluación de los riesgos (…). Estamos hablando probablemente de diferencias de un mes; entonces, no hay que dramatizarla. No es malo que haya disensos: en la mayoría de los bancos centrales del mundo hay opiniones diferentes”.
—A Capital Economics le sorprendió que Pablo García haya coincidido con su postura dovish, considerando que hace algún tiempo lucía hawkish…
“Lo mejor sería preguntarle a Pablo García directamente (…). El tipo de cambio está bastante más fuerte que las proyecciones de IPoM anteriores, y que eso está empezando a afectar sobre todo el precio de los bienes importados (y las perspectivas parecen ser que eso se va a mantener). Otra cosa interesante, y estoy hablando en general, no solo sobre la opción de Pablo, es que hemos hecho dos cosas que podrían haber afectado el tipo de cambio. La primera fue empezar a reducir los NDF (forwards); y la segunda, comprar dólares para reponer stock de reserva, y ninguno de los dos afectó los niveles bastante bajos que tiene el dólar. La apreciación que ha tenido el peso chileno es muy importante. Desde octubre, el precio del dólar ha caído alrededor de un 16%. Entonces, todas esas cosas se han ido alineando, y yo creo que eso ha cambiado la actitud de todos los consejeros, incluso los que votaron a favor de mantener la tasa, reconociendo esas variables”.
—¿Teme un sobreajuste de la economía?
“La tasa de interés real está alta. Por ejemplo, si uno piensa que llegaremos a 3% de inflación esperada a fin de este año y llegáramos a 8% en la tasa de interés nominal, habría una tasa real de 5%, que es un nivel bastante elevado. Y ahora, aún más, la Política Monetaria es bastante restrictiva. Entonces, podría haber un peligro de un ajuste que fuera algo mayor de lo que es estrictamente necesario para llegar a la meta de inflación. Se trataría de un costo que sería mejor evitar (…). Pero en eso hay visiones distintas: hay colegas en el Consejo que no temen tanto riesgo de sobreajuste, no lo niegan, pero le dan menos ponderación”.
—¿Por qué votó por bajar 50 puntos base, específicamente?
“Porque para reducir, por ejemplo, al 8% que yo señalaba en el año, se requiere una baja importante, son 325 puntos, y no tenemos tantas reuniones. Entonces, sería bueno empezar a bajar de una forma más significativa. Yo había pensado que fueran 25 o 50, pero al final decidí que era mejor bajar en 50”.
—En julio habrá aún menos reuniones por delante. Estos 50 puntos ¿serían suficientes o sería hora de evaluar algo mayor?
“Va a depender de los datos: vamos a tener nuevos datos de inflación de junio, posiblemente otros más de la economía internacional y nacional, y yo creo que va a haber que evaluar ahí. En este momento, el mercado de swap tiene una baja de 100, muchos están entre 75 y 100, pero hay que ver”.
—Pero ceteris paribus…
—Es difícil decirlo hoy día. Obviamente, como mínimo 50, y como ya no lo hicimos en una reunión, es posible que algo más. Y el cuánto más, eso dependería de los datos.
“Tanto la compra de dólares como el inminente proceso de baja de tasas son depreciativos para el peso, lo que podría elevar la inflación de transables…”.
“Debo confesar que estaba preocupada por empezar a comprar divisas en un momento en que también habíamos empezado recién a revertir las condiciones de los forwards. Pero la verdad es que fuera de un aumento inicial, después el dólar volvió más o menos a los niveles anteriores y ha estado reflejando básicamente los fundamentales (…)”.
—El mercado está muy complacido con la situación política local, pero hay quienes advierten que aún no se han resuelto problemas estructurales, como la alta desigualdad. ¿Cuál es su diagnóstico?
“El mercado ciertamente, y lo vemos en las encuestas que hacemos, cree que la incertidumbre ha bajado y eso es muy claro al ver el nivel del CDS (…). La inversión extranjera directa también el año pasado creció bastante; entonces, hay bastante confianza en el país. Nosotros no debemos opinar del proceso constitucional, así que yo no puedo opinar como consejera. Puede ser que el mercado sobreestime el efecto positivo y que tenga una evaluación cortoplacista de la baja de la incertidumbre. Pero nosotros tenemos que tomar los hechos: tomamos la política fiscal como un hecho; la menor incertidumbre y todo eso se mueve en la dirección correcta en este momento. De ahí lo que pase a futuro hay que ver, primero hay que ver qué Constitución va a salir y si va a ser aprobada o no, y después ver los efectos. Es difícil adivinarlo”.
Fuente: El Mercurio