China entra en deflación por primera vez desde 2021 y enciende alarmas a nivel global
Analistas estiman que la caída del gigante asiático en deflación podría afectar la confianza en los mercados de materias primas, pero tardará meses en repercutir en la demanda real.
China, la segunda economía del planeta y principal destino de las exportaciones chilenas, entregó nuevas señales de un mayor debilitamiento. Primero, esta semana se informó una fuerte caída de sus exportaciones e importaciones y ayer comunicó que su índice de precios al consumidor anotó una baja de 0,3% en julio, en la primera contracción desde hace más de dos años.
El IPC de China generó preocupación en los mercados, que aguardan las cifras de inflación de EE.UU., que se publicarán hoy y que podrían llevar a la Reserva Federal (Fed) a interrumpir las subidas de los tipos de interés o a seguir aumentando.
A diferencia de las grandes economías que luchan contra la inflación, China entró en deflación, arrastrada por la debilidad del consumo interno que complica la recuperación económica y también el repunte del comercio global, ya que su voraz apetito por materias primas, como el cobre, litio y la celulosa, podría disminuir en la segunda parte del año, de no mediar nuevas medidas del gigante asiático para reactivar su economía.
China experimentó un breve período de deflación a fines de 2020 y principios de 2021, debido principalmente al hundimiento del precio de la carne de cerdo, la más consumida del país. Antes, el último período de deflación fue en 2009.
Aunque esta caída de los precios puede parecer beneficiosa para el poder adquisitivo, a largo plazo es una amenaza macroeconómica, porque los consumidores tienden a retrasar las compras a la espera de caídas mayores en el precio. Ante la falta de demanda, las empresas se ven obligadas a recortar la producción y acordar nuevos descuentos para liquidar sus existencias, al tiempo que congelan la contratación o realizan despidos. Los economistas hablan de una espiral descendente.
‘La deflación refleja la realidad de que la recuperación de China se está agotando y que es necesario un plan de estímulo enérgico para impulsar la demanda’, dijo el analista Ken Cheung, del banco japonés Mizuho, a la agencia AFP.
Muchos economistas abogan por un plan de este tipo como remedio para sostener la actividad. Pero de momento, las autoridades se limitan a medidas puntuales. Es probable que estas cifras ‘presionen’ al gobierno para que reconsidere esta estrategia, afirma el economista Zhiwei Zhang, de Pinpoint Asset Management. ‘Estas cifras son malas, pero ¿lo son tanto como para empujar a Pekín a tomar inmediatamente nuevas medidas?’, se pregunta con escepticismo Tim Waterer, analista de la correduría KCM Trade.
La crisis del sector inmobiliario, que desde hace tiempo representa una cuarta parte del PIB chino, es la razón ‘principal’ de este ‘choque deflacionista’, según el economista Andrew Batson, de Gavekal Dragonomic.
La caída de las importaciones y el prolongado desplome del mercado inmobiliario se han visto agravados por el desplome del consumo, que se han unido a los precios de fábrica para sucumbir a la deflación.
Según Amelia Xiao Fu, responsable de estrategia de materias primas de BOCI Global Commodities UK Ltd., es probable que la caída de China en la deflación afecte a la confianza en los mercados de materias primas, pero tardará unos meses en repercutir en la demanda real. En última instancia, esto podría afectar a metales básicos como el cobre, muy utilizados en la producción de bienes de consumo, dijo a la agencia Bloomberg.
El IPC de China generó preocupación en los mercados, que aguardan las cifras de inflación de EE.UU., que se publicarán hoy y que podrían llevar a la Reserva Federal (Fed) a interrumpir las subidas de los tipos de interés o a seguir aumentando.
A diferencia de las grandes economías que luchan contra la inflación, China entró en deflación, arrastrada por la debilidad del consumo interno que complica la recuperación económica y también el repunte del comercio global, ya que su voraz apetito por materias primas, como el cobre, litio y la celulosa, podría disminuir en la segunda parte del año, de no mediar nuevas medidas del gigante asiático para reactivar su economía.
China experimentó un breve período de deflación a fines de 2020 y principios de 2021, debido principalmente al hundimiento del precio de la carne de cerdo, la más consumida del país. Antes, el último período de deflación fue en 2009.
Aunque esta caída de los precios puede parecer beneficiosa para el poder adquisitivo, a largo plazo es una amenaza macroeconómica, porque los consumidores tienden a retrasar las compras a la espera de caídas mayores en el precio. Ante la falta de demanda, las empresas se ven obligadas a recortar la producción y acordar nuevos descuentos para liquidar sus existencias, al tiempo que congelan la contratación o realizan despidos. Los economistas hablan de una espiral descendente.
‘La deflación refleja la realidad de que la recuperación de China se está agotando y que es necesario un plan de estímulo enérgico para impulsar la demanda’, dijo el analista Ken Cheung, del banco japonés Mizuho, a la agencia AFP.
Muchos economistas abogan por un plan de este tipo como remedio para sostener la actividad. Pero de momento, las autoridades se limitan a medidas puntuales. Es probable que estas cifras ‘presionen’ al gobierno para que reconsidere esta estrategia, afirma el economista Zhiwei Zhang, de Pinpoint Asset Management. ‘Estas cifras son malas, pero ¿lo son tanto como para empujar a Pekín a tomar inmediatamente nuevas medidas?’, se pregunta con escepticismo Tim Waterer, analista de la correduría KCM Trade.
La crisis del sector inmobiliario, que desde hace tiempo representa una cuarta parte del PIB chino, es la razón ‘principal’ de este ‘choque deflacionista’, según el economista Andrew Batson, de Gavekal Dragonomic.
La caída de las importaciones y el prolongado desplome del mercado inmobiliario se han visto agravados por el desplome del consumo, que se han unido a los precios de fábrica para sucumbir a la deflación.
Según Amelia Xiao Fu, responsable de estrategia de materias primas de BOCI Global Commodities UK Ltd., es probable que la caída de China en la deflación afecte a la confianza en los mercados de materias primas, pero tardará unos meses en repercutir en la demanda real. En última instancia, esto podría afectar a metales básicos como el cobre, muy utilizados en la producción de bienes de consumo, dijo a la agencia Bloomberg.
Fuente: El Mercurio