Banco Mundial busca acelerar industria del hidrógeno verde con crédito por US$ 150 mills.
Desde la institución intentan apalancar nuevos recursos para el país y destacan los avances y potencial que tiene el sector local para crear nuevas oportunidades de negocio y promover la inversión.
Acelerar la fase comercial de los proyectos de hidrógeno verde es uno de los principales objetivos del primer préstamo otorgado por el Banco Mundial a un país, el cual considera unos US$ 150 millones para un mecanismo que será operado por la Corfo.
La gerenta de Energía del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Stephanie Gil, explica que este inédito financiamiento tiene un alto potencial de ser replicado en otros países y sus principales características son que ‘cuenta con una ventana que permite canalizar fondos concesionales, que son los fondos, por ejemplo, del Banco Mundial, también fondos climáticos, y esto posibilita ablandar los términos de los otros préstamos comerciales privados, para hacer un blended finance (financiamiento compartido). El segundo rol es proponer mecanismos de mitigación de riesgo, que son mecanismos típicos de project finance, también alimentando esos esquemas con fondos concesionales, lo que ayuda a que los prestamistas puedan entrar a los proyectos porque ven que los riesgos disminuyeron, y también por parte de los desarrolladores que entren antes al mercado’.
Las estimaciones conservadoras del organismo multilateral es que este mecanismo apalanque, al menos, otros US$ 280 millones de capital, e incluso el Gobierno ya maneja instrumentos de financiamiento por más de US$ 1.000 millones.
‘Chile tiene muchas ventajas competitivas, empezando por lo más sencillo: tiene el mejor potencial de energía renovable en el mundo, tiene el mejor potencial solar en la zona de Antofagasta, también un potencial eólico en el sur, en Magallanes, muy alto’, destaca Gil, y apunta también a que la industria local está muy bien posicionada geográficamente, incluso con Europa. Agrega que los menores costos de producción de Chile compensan los mayores valores del transporte, a lo que se suma, entre otras cosas, el potencial de uso del hidrógeno en demanda local.
‘Yo veo como prioridad para Chile, para saltar en ese tren desde el principio, implementar este tipo de fondos, seguir con lo que está haciendo en temas de claridad regulatoria y de reglas de mercado. Y yo diría que lo que se tiene que trabajar un poco más (…) es sobre el tema de desarrollar aún más capacidad local para poder integrar la cadena de valor de hidrógeno verde. Y eso sería tanto en temas de construcción, de manufactura, de electrolizadores o de plantas de amoníaco, como también de ingeniería, de aspectos de financiación, de aspectos legales, medioambientales y sociales’, sostuvo la ejecutiva del Banco Mundial.
Los plazos que maneja Gil apuntan a que de aquí a fin de año se estén firmando los contratos para proyectos de producción de hidrógeno, iniciativas que podrían estar construidas entre 2027 y 2028. ‘Estamos mirando que en estos próximos cinco años sea esa fase de crecimiento entre piloto e industrial y que cumplamos básicamente con las metas de la estrategia, y que se dé una fase más industrial, donde el sector privado pueda entrar de por sí, de aquí al 2030’, comenta la gerenta.
Desde el organismo detallan que la experiencia del país y su estrategia de desarrollo en la industria, presentada en 2020, está siendo estudiada por otras naciones, buscando replicar estos pasos, tanto en la región como en otros continentes.
‘Tenemos países en la región, muchos de ellos que aún no tienen una estrategia formalizada, a raíz de eso y de forma conjunta, también con el Banco, estamos trabajando en cómo traducir esa estrategia en un marco regulatorio en certificación de origen del hidrógeno, en temas como hacer uso de la infraestructura existente que tiene Chile y hacer esa infraestructura compartida, por ejemplo, con infraestructura de gas. También, cómo hacer para desarrollar esos hubs o esos valles de hidrógeno verde dentro del país, cómo crear ese ecosistema. Y todas esas tareas las estamos trabajando muy de la mano junto con el Gobierno de Chile para traducir desde la visión, desde la estrategia, a un marco regulatorio, que es realmente una de las piedras fundamentales para atraer inversión’, asegura Gil.
La gerenta de Energía del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, Stephanie Gil, explica que este inédito financiamiento tiene un alto potencial de ser replicado en otros países y sus principales características son que ‘cuenta con una ventana que permite canalizar fondos concesionales, que son los fondos, por ejemplo, del Banco Mundial, también fondos climáticos, y esto posibilita ablandar los términos de los otros préstamos comerciales privados, para hacer un blended finance (financiamiento compartido). El segundo rol es proponer mecanismos de mitigación de riesgo, que son mecanismos típicos de project finance, también alimentando esos esquemas con fondos concesionales, lo que ayuda a que los prestamistas puedan entrar a los proyectos porque ven que los riesgos disminuyeron, y también por parte de los desarrolladores que entren antes al mercado’.
Las estimaciones conservadoras del organismo multilateral es que este mecanismo apalanque, al menos, otros US$ 280 millones de capital, e incluso el Gobierno ya maneja instrumentos de financiamiento por más de US$ 1.000 millones.
‘Chile tiene muchas ventajas competitivas, empezando por lo más sencillo: tiene el mejor potencial de energía renovable en el mundo, tiene el mejor potencial solar en la zona de Antofagasta, también un potencial eólico en el sur, en Magallanes, muy alto’, destaca Gil, y apunta también a que la industria local está muy bien posicionada geográficamente, incluso con Europa. Agrega que los menores costos de producción de Chile compensan los mayores valores del transporte, a lo que se suma, entre otras cosas, el potencial de uso del hidrógeno en demanda local.
‘Yo veo como prioridad para Chile, para saltar en ese tren desde el principio, implementar este tipo de fondos, seguir con lo que está haciendo en temas de claridad regulatoria y de reglas de mercado. Y yo diría que lo que se tiene que trabajar un poco más (…) es sobre el tema de desarrollar aún más capacidad local para poder integrar la cadena de valor de hidrógeno verde. Y eso sería tanto en temas de construcción, de manufactura, de electrolizadores o de plantas de amoníaco, como también de ingeniería, de aspectos de financiación, de aspectos legales, medioambientales y sociales’, sostuvo la ejecutiva del Banco Mundial.
Los plazos que maneja Gil apuntan a que de aquí a fin de año se estén firmando los contratos para proyectos de producción de hidrógeno, iniciativas que podrían estar construidas entre 2027 y 2028. ‘Estamos mirando que en estos próximos cinco años sea esa fase de crecimiento entre piloto e industrial y que cumplamos básicamente con las metas de la estrategia, y que se dé una fase más industrial, donde el sector privado pueda entrar de por sí, de aquí al 2030’, comenta la gerenta.
Desde el organismo detallan que la experiencia del país y su estrategia de desarrollo en la industria, presentada en 2020, está siendo estudiada por otras naciones, buscando replicar estos pasos, tanto en la región como en otros continentes.
‘Tenemos países en la región, muchos de ellos que aún no tienen una estrategia formalizada, a raíz de eso y de forma conjunta, también con el Banco, estamos trabajando en cómo traducir esa estrategia en un marco regulatorio en certificación de origen del hidrógeno, en temas como hacer uso de la infraestructura existente que tiene Chile y hacer esa infraestructura compartida, por ejemplo, con infraestructura de gas. También, cómo hacer para desarrollar esos hubs o esos valles de hidrógeno verde dentro del país, cómo crear ese ecosistema. Y todas esas tareas las estamos trabajando muy de la mano junto con el Gobierno de Chile para traducir desde la visión, desde la estrategia, a un marco regulatorio, que es realmente una de las piedras fundamentales para atraer inversión’, asegura Gil.
Fuente: El Mercurio