Permisos de edificación de viviendas nuevas anotan el primer trimestre más bajo desde 1991
El deterioro económico, las restricciones para acceder a créditos hipotecarios, junto a su alto costo, explican este escenario, señalan en el sector.
Ni el terremoto de febrero de 2010, ni las noticias sobre el covid-19 en el inicio de 2020 golpearon tan fuerte a los permisos de edificación de viviendas nuevas como sí ocurre en el arranque de este año, en medio del deterioro de la economía y una demanda por casas y departamentos afectada por restricciones crediticias y la inflación. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), en el primer trimestre de 2023, los permisos de edificación de viviendas para obras nuevas —autorizados en las direcciones de obras municipales— sumaron 1.098.312 metros cuadrados, lo que significó una caída de 44% anual. A la vez, fue el volumen más bajo para los primeros tres meses de un año desde 1991, que es cuando comienza el registro histórico disponible en el INE. Asimismo, si se compara el primer cuarto de este año con todos los todos trimestres desde 1991, también es el más débil.
Los permisos de edificación son un indicador del estado de la construcción, sector cuya recuperación preocupa al ministro de Hacienda, Mario Marcel, como lo manifestó tras conocerse la contracción de 2,1% de la actividad económica en marzo. El número de viviendas autorizadas a nivel nacional totalizó 12.763 unidades en enero-marzo de este ejercicio, 43% menos que el primer trimestre de 2022 y también la cantidad más baja para los primeros tres meses de un año desde 1991. ‘El principal problema es el financiamiento de la demanda, pues esta existe, ya que basta mirar las cifras de déficit habitacional disponibles y a pesar de ello hay una baja del 40% en las ventas’, comenta Vicente Domínguez, director ejecutivo de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI). Agrega que ‘ello está ocasionado por tres principales factores: la baja real de las remuneraciones, con una informalidad creciente; una inflación aún alta y una tasa de interés más elevada que en los años precedentes. Todo esto ha producido que se esté ante un buen stock de viviendas, crecientemente terminado; que los bancos, por ello, estén más renuentes a financiar proyectos y los desarrolladores no tengan intención de iniciar nuevas iniciativas, mientras las en actual ejecución o terminadas no estén bien vendidas’. Nicolás León, gerente de Estudios y Políticas Públicas de la Cámara Chilena de la Construcción (CChC), sostiene que ‘efectivamente nos encontramos frente a una situación inusual, con la autorización de permisos de edificación más baja de las últimas tres décadas.
Esta caída es coherente con el actual escenario de debilidad económica y alta incertidumbre global’. Afirma que ‘hay una demanda por vivienda muy débil, gatillada por el alto costo de los créditos hipotecarios, con altas tasas y menores plazos, lo que pone a las inmobiliarias en una situación donde no tienen incentivos para lanzar nuevos proyectos’. A la vez, León destaca que el desarrollo inmobiliario se ha encarecido por el incremento de las tasas de interés y el alza de los precios de los insumos. Ante esto, señala que las empresas se han concentrado en vender los proyectos que están en obras y retrasar el inicio de faenas nuevas a ‘la espera de un escenario con más certidumbres sobre la evolución de la economía’. Mónica Álvarez de Oro, past president de la Asociación de Oficinas de Arquitectos (AOA), comenta que ‘estamos viviendo una situación global particularmente desfavorable para la construcción y la edificación en general, no solo la de vivienda. Por un lado, tenemos un país con una crisis económica clara, si es o no recesión es más bien una cosa semántica; una crisis en nuestra seguridad, que afecta la confianza país, desincentivando la inversión privada y poniendo nerviosa a la banca, la que se contrae inyectando menos capital al sistema’.
Álvarez de Oro indica que si bien se necesita reactivar la inversión privada, advierte que el sector se ve enfrentado a alzas de impuestos, ‘directamente a la construcción, a la vivienda, a los profesionales’. A la vez, mencionó ‘una legislación confusa’, que genera retrasos en la obtención de permisos. En la CChC esperan que este año se recuperen las ventas de viviendas —respecto de 2022—, lo que ayudaría a reducir el stock y a reactivar lentamente los permisos de edificación para 2024. León sostiene que ‘es correcto afirmar que la caída de los permisos de edificación supone un obstáculo más para enfrentar el déficit habitacional. Posibles medidas para fomentar la construcción de viviendas pudiesen ser entonces reactivar la demanda haciendo más accesible el crédito hipotecario y seguir invirtiendo en programas de subsidios; facilitar la edificación en las ciudades, normativas urbanísticas que permitan densificación en sectores estratégicos y gestión del suelo para que haya disponibilidad’.
La past president de la AOA recuerda que el Ministerio de Vivienda desarrolló un plan de emergencia habitacional para viviendas de interés social, acompañado de estrategias legales que lo apoyan. ‘Esas estrategias e incentivos podrían asociarse a la edificación en general, al menos por un plazo acotado, que permita recuperar índices más favorables, generando un círculo virtuoso de inversión privada y confianza’, sostiene. Para Vicente Domínguez, ‘lo principal es que las variables estructurales estén mejores, es decir, que la inflación y tasas de interés bajen, y el empleo se recupere en términos de poder adquisitivo’, entre otros.
Fuente: El Mercurio