La economía chilena ante un nuevo súper ciclo del cobre
Factor clave en los ingresos fiscales, las exportaciones y los proyectos de inversión, las expectativas de aumentos adicionales en el precio del metal rojo corrigen al alza algunas proyecciones macro del país. Pero su impacto positivo será menor que en ciclos anteriores.
Todas las consultas que usted hace a alguna de las tantas aplicaciones de inteligencia artificial (IA) disponibles en su celular tienen un factor en común: requieren procesar una enorme cantidad de datos. Para el procesamiento de ellos, se necesita una gran capacidad adicional de data centers. Y estos, para sus complicados circuitos eléctricos, requieren una materia prima particular: el cobre.
La demanda de cobre que requerirá la explosión de los centros de datos que atienden a los crecientes sistemas de AI se ha analizado muy poco, dice Saad Rahim, economista jefe de la firma suiza Trafigura. Él estima que llegará a un millón de toneladas en 2030, cifra que ‘está en el tope de las cuatro a cinco millones de toneladas de déficit que tendrá el metal para ese año’.
Así, el metal rojo, uno de los mejores conductores eléctricos del mundo, suma un nuevo factor a las auspiciosas expectativas de precio que se han conocido recientemente ante el boom de energías limpias, y que están corrigiendo al alza algunas proyecciones para Chile.
Varios de los supuestos principales para la economía del país se basan en precios del cobre que hoy parecen conservadores. El presupuesto de la nación, por ejemplo, está realizado sobre un valor de referencia de US$ 3,86 la libra. El último Informe de Política Monetaria (IPoM) del Banco Central lo proyecta a US$ 3,85 para 2024, una leve alza desde los US$ 3,8 que apuntaba al cierre de 2023. En enero, la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) elevó en 10 centavos su estimación a US$ 3,85 para 2024 y US$ 3,9 para 2025, pero anunció que planea subirla nuevamente ante la realidad del mercado.
Cálculos positivos
Este rango no solo está muy por debajo del comportamiento del cobre en el año, que promedió US$ 4,20 en abril, un 11% más que en enero. También es mucho menor a los valores entre US$ 4,50 y US$ 5,00 que proyecta el mercado global, ante la creciente demanda que busca impulsar la descarbonización y que tiene en los autos eléctricos uno de sus componentes principales.
Analistas del grupo financiero Citi señalan que el cobre enfrenta ‘su segundo mercado alcista en lo que va del siglo’, recordando que, a comienzos de los 2000, los precios se multiplicaron por cinco en tres años, impulsados por la urbanización y la industrialización de China.
Credicorp Capital proyecta que la demanda por cobre se duplicará hacia 2035, debido a la resiliencia de la industria china ‘relacionada a energías renovables y vehículos eléctricos’. Pero, agrega, ‘no habrá oferta suficiente para suplirla’.
Leonardo Suárez, economista jefe de LarrainVial, señaló a ‘El Mercurio’ que anticipa un promedio de US$ 4,20 la libra para este año y de US$ 4,50 el próximo. Esto, ‘dada la escasez de cobre y ciertas señales de repunte de la actividad industrial china’, dijo. ‘El precio podría llegar a US$ 5 la libra en 2025’. Un mayor valor del metal rojo, aunque no tiene efecto directo en la medición del PIB real —que se basa en toneladas producidas y no en el precio de mercado—, implica múltiples consecuencias económicas. ‘Mejora el ingreso del país, fortalece las cuentas externas, dando un respiro en esta materia, y hace que el Estado cuente con mayores recursos’, explica Rodrigo Vergara, expresidente del Banco Central y hoy investigador sénior en el Centro de Estudios Públicos (CEP). Agrega que además de beneficiar el consumo y la actividad comercial, la expectativa de un mayor precio permanente ‘puede motivar a que las empresas aceleren inversiones, pero hoy vemos una capacidad más limitada para aumentar la producción’.
Desde el punto de vista del Gobierno, el precio del cobre es uno de los factores determinantes para los ingresos estatales. ‘Sus fluctuaciones se reflejan directamente en la recaudación del fisco’, dice Andrés Sansone, coordinador macroeconómico del Ministerio de Hacienda. Recuerda que en 2016, cuando el cobre cayó a US$ 2,20, los ingresos alcanzaron su punto más bajo en diez años (US$ 904 millones). En contraste, en 2021 el valor se elevó a US$ 4,22, y el Estado percibió un máximo de US$ 9.594 millones.
Este año, Hacienda proyecta recaudar US$ 4.201 millones por ingresos relacionados con el cobre y acercarse a los US$ 8.000 millones en 2028, incluyendo los montos asociados al nuevo royalty minero.
El cobre es, además, la principal fuente de divisas para el país. En 2023, Chile exportó US$ 35.000 millones por este concepto, una caída importante desde los casi US$ 46.000 millones de 2022. Al subir de valor, el metal rojo puede fortalecer al peso, haciendo bajar el valor del dólar. Además, impulsaría las acciones: si bien no hay grandes mineras cotizando en la bolsa local, hay una correlación histórica entre el buen precio del metal y el desempeño bursátil.
Fuente: El Mercurio - Edición Especial