Actor clave en energía eólica y “permisología”: “Es la competitividad del país lo que se pone en riesgo”
La ejecutiva de la firma, Kimberly Sánchez, cree que el país desaprovecha sus ventajas a causa de la burocracia. También dice que encarece los proyectos, donde los titulares “saben que van a tener que hacer análisis que no necesariamente están previstos”.
Aunque la generación de energía renovable ha estado mayormente concentrada en centrales solares, uno de los sectores que busca expandirse en Chile es el de las iniciativas ligadas a la tecnología eólica. Uno de los actores en este sector es Vestas, multinacional de origen danés dedicada a desarrollar aerogeneradores, que si bien cuenta con una capacidad instalada de 1,7 GW en el país, equivale a cerca del 50% de la generación solar.
Así lo detalló a “El Mercurio” la country head de Vestas en Chile, Kimberly Sánchez, quien ve con preocupación que “el solar avanzó muy rápido, con un recurso renovable disponible en el norte muy generoso, y con proyectos que son más sencillos en su implementación. Un proyecto eólico es más complejo y, por tanto, vemos que el desarrollo se ha ido retrasando”. Una de las causas principales de ese menor avance, dice, radica en la “permisología”, que mantiene proyectos por “varios MW” detenidos en su etapa de autorización hace “más de dos, tres años”.
Calcula que, considerando el potencial de proyectos eólicos que ya están avanzados, hay inversiones por, aproximadamente, US$ 4.000 millones que se podrían agilizar.
Desafío global
Sánchez afirma que, por el avance que ha tenido el desarrollo de energías renovables en el mundo, la discusión sobre los permisos y su velocidad es un “signo de madurez” del mercado. Sin embargo, agrega que “más allá de la discusión global que hay, en Chile estamos viendo un retraso de los permisos”.
“Hemos visto proyectos que se ponen en riesgo no solo por el tema ambiental. Proyectos que logran una calificación ambiental positiva avanzan, y aún así un permiso sectorial, que se supone ya se validó en una etapa previa, puede poner en riesgo la ejecución. Y los plazos son muy extensos”, relata. Agrega que Vestas observa este proceso de cerca, porque entra a los proyectos cuando la calificación ambiental está mayormente resuelta, pero es la segunda etapa de evaluación donde ve que “hay requerimientos muy específicos que pueden ir apareciendo y alargar el proyecto, porque son requerimientos que no estaban escritos o criterios que cambian. Eso te descoloca un poco respecto de cómo estabas planificando la ejecución”.
Aunque ve con buenos ojos la agenda que el Ejecutivo ha impulsado en esta materia, también dice que “echamos de menos reformas más profundas, que consideren un plazo más razonable en base a las metas que tenemos como país. Ahí podemos hablar de carbono neutralidad, de la estrategia nacional de hidrógeno verde, del proyecto de ley de transición energética justa”.
Potencial y competencia
La alta ejecutiva de Vestas asegura que quieren seguir creciendo en Chile y que ven todas las condiciones para hacerlo, pero requieren bases sólidas. Plantea que los problemas vinculados con mayores plazos, en definitiva, también tienen consecuencias prácticas. Una de ellas, dice, es que, “al final, trámites de permisos más largos van a significar que la energía renovable va a estar disponible mucho después respecto de lo cual pudiera estar en otra geografía (…). En vez de tener un electrón renovable en seis meses, lo vamos a tener en doce; por poner algún número redondo”. También cree que hay un aspecto vinculado con la atracción de inversiones que está en juego: “Es la competitividad del país lo que se pone en riesgo con estos retrasos. Lo que va a significar es que el titular del proyecto va a tener que considerar una ‘bolsita’ un poquito más gorda para venir a Chile, porque sabe que va a tener que hacer análisis que no necesariamente están previstos, y va a tener que soportar por más tiempo una etapa inicial, antes de empezar a generar ingresos”.
En la misma línea, advierte que los mayores costos de un proyecto también impactan a los usuarios del producto final, en este caso, la energía. “Todo eso va al modelo, va al precio, al costo de energía. Por tanto, va al precio de energía que es lo que terminamos pagando nosotros los ciudadanos”.
El caso europeo
Si bien Sánchez considera que Chile presenta un escenario particularmente complejo respecto de la entrega de permisos, también asegura que otros países han logrado resolver este problema con políticas específicas. Pone como ejemplo el llamado Wind Package, un proyecto aprobado en conjunto por los países de la Unión Europea, con el fin de agilizar el paso a paso de proyectos eólicos, con el fin de facilitar el cumplimiento de objetivos climáticos y energéticos.
Detalla que “una de las medidas que proponía es que si el proyecto se iba a instalar en una zona donde ya había iniciativas eólicas, ya había de cierta forma un mapeo de cuáles eran los potenciales impactos. Entonces, no necesariamente ese titular iba a tener que partir de cero con todos sus análisis, se puede pensar en un fast track”.
Afirman que es una propuesta que han planteado a nivel de industria, y que en ningún caso está orientada a reducir estándares ni desregular: “Si la zona ya está intervenida, tienes de cierta forma los estudios asociados a lo que puede haber y lo que no”.
RENOVABLES
Proponen menores plazos para proyectos estratégicos, como la energía renovable.
Fuente: El Mercurio