Menor inflación en EE.UU. alivia a mercados y extranjeros ajustan cálculos para dólar en Chile
Luego de conocerse el IPC, las posibilidades de que el próximo ajuste de la Fed en su reunión del 1 de febrero sea de 25 puntos básicos, en vez de los 50 y 75 puntos que se habían visto en anteriores reuniones, subió a 96,2%, según los futuros de los fondos federales, seguidos por CME FedWatch. Y los principales índices de Wall Street también reflejaron los datos de inflación. El Dow Jones y el Nasdaq subieron 0,64%, mientras que el S&P 500 lo hizo en 0,34%. Un efecto que se extendió hasta los activos chilenos. ‘El peso chileno volvió a apreciarse y las tasas de renta fija cayeron a lo largo de la curva (lo que en ese mercado significa ganancias de capital)’, dice Felipe Alarcón, economista jefe de EuroAmerica. ‘Aunque esta tendencia ya venía de días atrás, obviamente el buen dato de EE.UU. la respalda’.
El IPSA subió 0,44% hasta los 5.203 puntos, mientras que el precio del dólar bajó -$3,5, hasta los $820,2, al cierre de sus operaciones más líquidas. Y el bono de Tesorería a 10 años cayó de 5,25% a 5,21% Algunos, sin embargo, ponen algo de cautela. Klaus Kaempfe, director de portfoliosolutions en Credicorp Capital Asset Management, reconoce que el IPC de EE.UU. ‘genera una caída del dólar y un empujón en los activos de riesgo, en particular el IPSA’. Pero, advierte que el dato podría no ser suficiente para cambiar la trayectoria de la Fed. ‘Si bien las tasas pueden bajar en estos días, veremos bastante volatilidad’.
Extranjeros revisan proyecciones
La trayectoria del peso chileno, que lo dejó como la tercera moneda del que más se apreció ayer y que se reafirmó con el IPC de EE.UU., está llevando a analistas extranjeros a revisar sus proyecciones. ‘No esperábamos un rebote tan fuerte del peso chileno’, dice Andrés Abadía, economista jefe para Latinoamérica de PantheonMacroeconomics. ‘Nos llevará a revisar nuestra proyección para 2023’, dice Nicolás Saldías, analista para Latinoamérica de The Economist IntelligenceUnit.
Si bien la caída del dólar iba en la dirección que los analistas preveían, esta se ha dado más rápido de lo proyectado: en 2023, hasta el 12 de enero, pasó de cerca de $856 hasta $820,2. La explicación vendría desde afuera. ‘En general, las monedas emergentes, y en particular en Latinoamérica, se han apreciado más rápido’, dice Juan Prada, estratega de Barclays. La reapertura de China y las proyecciones para los ajustes de la Fed serían las principales razones. ‘Si el ambiente global sigue tan optimista, hay riesgos a la baja en nuestras proyecciones’, agrega. Esto, cuando actualmente ven al billete verde en $815 a finales de año. No es el único. ‘Una de las monedas de Latinoamérica sobre la cual estamos más optimistas es precisamente el peso chileno’, dice Andrés Pardo, estratega jefe para Latinoamérica de XP Investments. Y, si bien todavía no cambia su proyección de $805 para fin de año, advierte que los sesgos están a la baja.
‘El sesgo es hacia una cifra menor y que incluso pueda estar por debajo de los $800’. Dos elementos irían en este sentido. La caída del déficit de cuenta corriente, que Pardo espera que pase de su peak de 9,9% en el tercer trimestre de 2022, hacia 4% este año. Y las altas proyecciones que hay para el precio del cobre. A esto se suma que el riesgo político ha caído, según analistas, tras el triunfo del ‘Rechazo’. ‘El nuevo proceso de reforma constitucional promete ser más pragmático y limitado, lo que mantendrá a raya las presiones contra el peso’, dice Saldías. Pero algunos advierten que el peso aún incorpora un castigo por la incertidumbre política. ‘Habrá un límite en los $800 que será muy difícil romper’, dice Abadía. Pero, cree que, si hay ‘muy buenas noticias’, el precio del dólar podría caer a $780. Esto, principalmente, con el cobre como catalizador, explica.
Fuente: El Mercurio