Hacia una nueva agenda económica
Esta semana, durante un evento organizado por el banco Security, la alcaldesa de Providencia y principal carta presidencial de la oposición, Evelyn Matthei, presentó algunos de los principios que podrían definir su agenda económica. La edil dio cuenta de una visión realista respecto de los principales desafíos que enfrenta el país. Así, ubicó en el centro de su ponencia la urgente necesidad de crecer y la falta de oportunidades de progreso en el Chile actual.
La alcaldesa inició su intervención comparando los ya históricos 30 años de crecimiento de Chile con similares períodos de éxito económico vividos en países que, a diferencia del nuestro, sí lograron alcanzar el desarrollo (Portugal, Corea, Irlanda, Singapur); ello, para advertir cómo nuestra era de progreso se vio frenada antes de haberse sentado las bases de una prosperidad más permanente. Coincidiendo con los diagnósticos técnicos, la economista de la UC apuntó sus críticas a medidas de política que se fueron implementando a través de los años, sustentadas bajo la equivocada lógica de que “el crecimiento estaba asegurado”.
A partir de ese diagnóstico, Matthei presentó los trazos más gruesos de una potencial agenda, con propuestas que, en líneas generales, resultan certeras y correctamente enfocadas. Así, planteó la necesidad de aprovechar el potencial productivo de nuestro territorio, con obvias diferencias en función de las características geográficas, en un proceso en que el Estado no interferiría con la iniciativa privada, pero sí la potenciaría, coordinando las acciones y resguardando el medio ambiente y la institucionalidad. En esa línea, resaltó la importancia de los que emergen como dos ejes de su relato: una reforma del Estado y el desarrollo de las energías limpias. Con todo, la preferencia por un Estado más activo que sugirió la alcaldesa genera dudas que debieran ser aclaradas, considerando las graves falencias que hoy exhibe nuestro aparato público. Ello, aun cuando debe destacarse su apuesta por reducir la burocracia estatal (barreras y “permisología”) como eje de acción. La atracción de inversión extranjera, el impulso a las exportaciones y la generación de oportunidades de negocio, con medidas administrativas que permitan avanzar con cierta rapidez a pesar de un Congreso atomizado y disfuncional, serían también foco de atención. Todo, para alcanzar lo que ella consideró una meta posible: crecer a un 4% anual.
En materias sociales, Matthei criticó el enfoque de políticas que entregan un menú de servicios organizados en un sinnúmero de programas públicos, muchos de ellos deficientes. Frente a esto planteó la posibilidad de reemplazar tal enfoque por transferencias directas a los hogares, dándoles a las personas la libertad de elegir cómo utilizar mejor los recursos. Los desafíos prácticos de tal cambio serían sustanciales, pero la idea tiene sustento y es consistente con las convicciones de un sector político que no ha logrado hasta ahora generar una marca clara en materia social y que, por el contrario, muestra a veces confusión en estas materias, como se ha visto en la discusión previsional. Será interesante conocer los detalles de la propuesta y cómo se ajustaría con la red de protección social hoy existente.
Como era esperable, la crisis de seguridad pública fue un punto relevante en la intervención. Matthei insistió en mejorar la gestión y coordinación del Estado también en esta materia, fortaleciendo, por ejemplo, el trabajo coordinado de las policías. Por cierto, luego de años de gestión deficiente en este ámbito y frente al avance del crimen organizado, tal coordinación es solo un requisito mínimo para lograr avances más sustantivos. En cualquier caso, es importante el vínculo que la presidenciable establece entre el fenómeno criminal y de inseguridad —que, advierte, dista de ser solo una “sensación”— como factor de freno de la economía.
Es probable que los malos resultados que se observan, luego de años en que el debate ha tendido a ignorar la evidencia y el rigor técnico, generen un renovado interés ciudadano por planteamientos como los de Matthei. Ella misma hizo notar su conocimiento de las materias económicas y su aproximación técnica a las discusiones políticas, tal vez buscando marcar una diferencia con otros potenciales liderazgos del oficialismo y la oposición. Complementar ese enfoque con la conformación de equipos fuertes y la formulación de propuestas atractivas, inyectando un sentido de urgencia a un país que no puede continuar estancado, contribuiría a enriquecer decisivamente la futura discusión presidencial, en beneficio de todo el país.
Fuente: El Mercurio