Oportuna alerta del Banco Central
El Banco Central emite cada seis meses un informe al que se le presta poca atención, menos que la que recibe el IPOM. Se trata del Informe de Estabilidad Financiera (IEF) que da cuenta de los riesgos y vulnerabilidades que se observan en el sistema financiero, relacionadas con los hogares, las empresas, el gobierno o los intermediarios.
El último IEF, conocido recientemente, formula una alerta muy importante referida al ahorro de los hogares. El ahorro nacional total proviene de varias fuentes, pero principalmente de las empresas y los hogares. Se podría argumentar que todo proviene finalmente de los hogares, porque las empresas son meros vehículos de propiedad de las personas. Sin embargo, las Cuentas Nacionales informan separadamente las cifras de uno y otro sector.
Hasta el año 2020, la tasa de ahorro de los hogares se movía en el rango del 7% al 8% del PIB, cifra no alta, pero respetable a nivel internacional. Después de la pandemia, esta comenzó a descender persistentemente hasta llegar a un nivel de -0,68% del PIB, primera cifra negativa desde que existen registros comparables.
Pero la realidad es aún más cruda de lo sugerido por esa cifra. El ahorro de los hogares se compone de los aportes previsionales obligatorios y del ahorro voluntario; si el primero representa en forma estable alrededor de 5% del PIB, ello quiere decir que el componente voluntario se ubicaría hoy en niveles de -6% del PIB.
Habría que agregar, además, que el stock ahorro acumulado por los hogares también se ha resentido como resultado de los retiros de los fondos previsionales. Esto implica que el golpe para los hogares ha venido tanto por el lado de los nuevos flujos como por el del stock de lo enterado en años anteriores.
¿Cómo se explica todo esto? Como ocurre usualmente, los factores causales son varios, pero me gustaría relevar algo simple y bastante obvio: los hogares se han resistido al ajuste del consumo que surgió como necesidad para que la economía pudiera restablecer sus equilibrios y volver a crecer sostenidamente.
La pregunta del millón es qué debemos hacer para reencontramos con la tradicional cultura del ahorro. La respuesta es simple: debemos hacer muchas cosas. Entre ellas, restablecer y cuidar la estabilidad macroeconómica; ampliar y diversificar la lista de proveedores de servicios; promover nuevos instrumentos especialmente de ahorro metódico; mantener y no eliminar la Cuenta 2 del sistema de pensiones; reducir los costos de transacción; introducir programas de ahorro a través de las empresas; reencantar a niños y jóvenes; proveer buenos incentivos; y flexibilizar las regulaciones para facilitar el diseño de nuevos instrumentos.
Finalizo reproduciendo lo señalado acertadamente por el Banco Central: ‘Hacia adelante es fundamental priorizar iniciativas que fomenten el ahorro y fortalezcan al sistema financiero’.
Fuente: El Diario Financiero