Vicente Domínguez ve que más inmobiliarias podrían caer en crisis: “Vamos a pasar días duros”
El abogado y director de empresas también analiza las ‘dos almas’ que advierte en el Estado en materia de vivienda. Dice que una impulsa la construcción de soluciones para mitigar el déficit habitacional y la otra rechaza la densificación.
Ayer fue el último día de Vicente Domínguez Vial al mando de la dirección ejecutiva de la Asociación de Desarrolladores Inmobiliarios (ADI). El histórico vocero del sector inmobiliario, actual director de empresas como SalfaCorp y Aguas Nuevas, expresidente de Ferrocarrilles del Estado (EFE) y de Enacar, entre otras, deja el gremio que ayudó a fundar en el año 2000. Domínguez —abogado de la Universidad Católica, 80 años— confiesa que desde hace algún tiempo había planteado al directorio de la ADI su salida, después de más de 20 años ligado al gremio. ‘Los recambios son buenos’, afirma, destacando que existen nuevas generaciones con otras redes de contacto.
‘Con los años nosotros vamos más en la parte estratégica’, agrega. Su puesto será asumido a partir de este mes por Slaven Razmilic, economista. Sobre su futuro tras dejar la asociación, señala que mantendrá su rol en los directorios de las empresas en que participa. Desde 2021 integra la mesa directiva de SalfaCorp, el mayor grupo constructor del país, y desde 2004 es director del consorcio Aguas Nuevas —ligado al grupo japonés Marubeni— y de sus subsidiarias. Fue director de Socovesa (2006-2019) y de Enjoy (2010-2018), entre otras. Además tiene algunas inversiones de las cuales preocuparse, entre ellas, ‘unos campitos’ —dice— en Los Muermos, Región de Los Lagos. En esta entrevista, Domínguez analiza la situación del sector inmobiliario, que tras la pandemia, el alza de los costos de construcción y la baja en la demanda por viviendas, por restricciones financieras, ha vivido la reorganización o liquidación (quiebra) de varias compañías. También analiza las trabas para combatir el déficit habitacional.
—¿Cree que ya pasó lo peor para las empresas del rubro? ‘En un cierto sentido sí y en otro no. Por un lado, las empresas ya tomaron medidas para enfrentar la situación, por ejemplo, no están iniciando nuevos proyectos o los comienzan en cantidades inferiores a las de antes. Pero el alza de los costos financieros genera que permanecer con activos no vendidos sea una carga que, para algunas empresas, resulta insoportable. Entonces, no me extrañaría que otras compañías entraran en reorganización, no lo descartamos. Si tienes un edificio terminado, pero parcialmente vendido y sigues debiendo dinero al banco, con las tasas de hoy no solo se pulverizan las utilidades que se iban a obtener, sino se empieza a tener pérdidas’. ‘La economía no está bien, la economía está en un mal año, pese a variables que están mejorando como la reducción de la inflación. Pero el empleo está cayendo y la inversión está disminuyendo, que es lo que mueve la economía. Por lo tanto, vamos a pasar días duros. Tenemos una expectativa de haber tocado fondo tal vez y para el resto del año vemos que en el segundo semestre, si la tasa de interés no sube, si no hay retiros de fondos de pensiones y la inflación sigue bajando, las ventas podrían subir’.
—¿En qué estado cree que está el desafío de reducir el déficit habitacional en Chile? ‘El plan de emergencia habitacional es ambicioso, es bueno en su concepción, independiente de que uno tenga observaciones, pero revela que hay una preocupación de alto nivel de parte del Gobierno por resolver el tema’. ‘Ahora, en el diagnóstico echo de menos algunas cosas. Básicamente se han usado los mecanismos de acceso habitacional que existían, que eran eficientes, porque se redujo el déficit desde los años 90 en delante de forma apreciable. Sin embargo, esto volvió a estallar en los últimos cuatro a cinco años, por varias razones, pero una de las principales es por una inmigración muy alta. Al menos el 50% de personas que habitan los campamentos son extranjeros’.
—El Gobierno demuestra la intención de construir viviendas para mitigar el déficit, pero hay alcaldes que se oponen a las edificaciones, a la densificación, a lo que se suma la ‘permisología’. ¿Cómo se logra una solución equilibrada? ‘En lo que se refiere a la tramitación, se ha legislado apresuradamente y a veces mal. Se imponen requisitos que contribuyen a que los procesos de aprobación de permisos y recepción de trabajos se posterguen en forma muy apreciable, lo que implica costos innecesarios para la actividad. Por ejemplo, en la Ley de Aportes al Espacio Público estábamos de acuerdo sobre las mitigaciones a pagar por los efectos en el entorno donde se incorporan los proyectos. Pero hoy día es una tramitación tan engorrosa y difícil que genera postergaciones y afectará al plan de emergencia habitacional, sin ninguna duda. Ahí tenemos otro capítulo, porque se han estado generando una serie de disposiciones para sacar a la vivienda social del resto de las tramitaciones, lo que es bastante injusto’.
—¿Y por qué hay alcaldes, incluso de la coalición de gobierno, que se oponen a las construcciones? ‘Ahí confluyen dos almas. Por una parte, el alma del Gobierno que se da cuenta de la gravedad de la situación, que el déficit ha subido en forma considerable, y el alma local, que en los últimos años, aunque ahora hace más crisis, dice que hay que cuidar los barrios y que el aumento de la densidad es negativo’. ‘Pero las ciudades se desarrollan con densidades más altas a las que está teniendo Santiago en ciertos barrios. ¿Si se hacen estaciones de metro o autopistas, por qué debe seguir extendiéndose la ciudad, con las severas dificultades para la gente?’. ‘Mientras esas dos almas se disputan, sufren las personas, pero nadie les cobra el costo. Un ejemplo es el caso de Fundamenta. Es gratis para la autoridad’.
Fuente: El Mercurio