Gobierno estima que tasas de reemplazo pasaron de 17% a un 55% gracias a la PGU
Entidad académica había calculado que este indicador había pasado de un 24% antes de la pensión garantizada, a un 76% respecto a la última remuneración imponible.
Medir el efecto de la Pensión Garantizada Universal (PGU) en las jubilaciones actuales se ha transformado en un foco de debate en torno a la reforma a las pensiones. La semana pasada, “El Mercurio” dio a conocer un estudio de la Universidad San Sebastián (USS), donde se planteaba la tasa de reemplazo mediana de aquellos pensionados mayores de 65 años antes de agregar los beneficios de la PGU que era de 24% respecto de la última remuneración imponible. Según el mismo análisis, realizado por la economista Karol Fernández, al incorporar el aporte de la PGU, se incrementa a un 76%, de la última remuneración imponible. En el caso de las mujeres la mejora pasa de un 16% sin PGU a un 79% con este beneficio.
Los cálculos causaron ruido al interior del Ejecutivo, por lo que la Subsecretaría de Previsión Social salió a contrarrestar algunos aspectos del estudio. A través de la jefa División de Estudios Previsionales, María José Becerra, se plantea que, aunque el estudio intenta ser una contribución al debate acerca de la suficiencia de pensiones en Chile, presenta algunos problemas conceptuales y metodológicos que son importantes tener en consideración.
Ante esto, señala que, a diferencia del 76% que muestra el estudio de la Universidad San Sebastián, la tasa de reemplazo presentada por el Ejecutivo es de un 55% (con PGU). Previo al beneficio, según números de la misma entidad, este indicador llegaba a un 17%.
La diferencia de las cifras, según explica Becerra, se da porque el estudio de la USS considera la última remuneración imponible, mientras que el Ejecutivo utiliza el promedio mensual de remuneraciones registradas en los últimos 12 meses anteriores a la última cotización. “Técnicamente esto último permite aislar el efecto de cotizaciones incompletas y/o parciales por cese de trabajo de la persona afiliada en el último mes, así como también, se suaviza la fluctuación interanual del salario, principalmente en cotizaciones por contrato definido. De no efectuarse esta corrección, la subestimación de la remuneración puede ser incluso mayor a 40%”, señala la economista.
También menciona que las formas de medir el impacto de una política pueden variar en función de la metodología utilizada. “En particular, el estudio de la Universidad San Sebastián solo considera una foto a junio de 2022. Sin embargo, en materia de pensiones tan importante como la foto de hoy es la proyección a largo plazo teniendo en consideración los impactos a distintas generaciones de personas pensionadas”, precisa Becerra.
Señala que las cifras del Ejecutivo indican que, de no aprobarse una reforma al pilar contributivo, la tasa de reemplazo caerá desde un 55% a un 46%. “Esto último se explica porque el valor de la PGU se encuentra indexada solo a inflación y no a otros ajustes paramétricos, mientras que se proyecta que en los próximos años las remuneraciones crezcan en términos reales”, sostiene.
Y agrega: “A partir de estas consideraciones, se puede establecer que, si bien el aporte de la PGU es una contribución muy significativa para mejorar la suficiencia de las pensiones, por sí solo dista mucho de ser suficiente para resolver la problemática de las bajas pensiones de Chile, tanto hoy y especialmente en el futuro”.
Con todo, Becerra plantea que en un contexto como el chileno donde un 71% de los pensionados tiene una pensión inferior al salario mínimo, el uso de las tasas de reemplazo como indicador de suficiencia de pensiones deben leerse con cautela.
Fuente: El Mercurio