Economía mundial tensionada

A pesar de que la economía mundial continúa con una dinámica positiva, las fuentes de incertidumbre y tensión se acumulan. Frente a la consiguiente volatilidad de los mercados, un manejo profesional de las políticas monetaria y fiscal será clave.
Las más recientes proyecciones del Fondo Monetario Internacional anticipan un crecimiento del producto planetario de 3,2% para 2024 y 2025. Esto —una leve caída respecto del 3,3% observado en 2023— sugeriría cierta estabilidad en el comportamiento de la economía mundial durante los próximos años. Concluir aquello, sin embargo, implicaría omitir algunas de las preocupantes fuentes de incertidumbre que se han venido acumulando.

Precisamente la incerteza ha sido el centro del debate esta semana en Washington DC, donde se desarrollaron las tradicionales reuniones organizadas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). La cita anual reúne a gran cantidad de autoridades monetarias y fiscales del planeta, transformándose en una instancia para que cada país exponga sus fortalezas y reciba preguntas sobre sus debilidades.

Un tema central fue esta vez el impacto de la elección presidencial en Estados Unidos. La principal economía mundial ha sido el pilar del crecimiento en los últimos años, con una dinámica fuertemente impulsada por el desarrollo tecnológico. Así, EE.UU. creció un 2,9% en 2023, anticipándose una expansión del 2,8% en 2024 y de 2,2% en 2025. Las cifras son muy superiores a las de la gran mayoría de las economías avanzadas (Alemania está sumergida en el estancamiento, mientras que Japón y Reino Unido esperan un crecimiento anual en torno al 1%). En este contexto, se teme que un resultado electoral que aumente los factores de incertidumbre —más desde el punto de vista fiscal que del monetario— afecte el desempeño del principal motor de crecimiento del planeta.

La situación de China fue también parte del debate. La evolución de la segunda economía del planeta mantiene a los mercados en alerta: 5,2% en 2023, 4,8% en 2024 y 4,5% en 2025. Este menor crecimiento tiene implicancias importantes sobre distintos sectores —los commodities ya se han resentido—, por lo que la atención está puesta en las medidas que está diseñando el Partido Comunista chino para tratar de modificar la tendencia. El Parlamento, en reuniones programadas entre el 4 y 8 de noviembre, debería evacuar nuevas iniciativas fiscales, pero un creciente déficit probablemente quitará entusiasmo frente a lo que se anuncie.

El fantasma de una nueva guerra comercial tampoco está ausente, no solo por la agudización del choque Beijing-Washington, sino también por otros eventuales flancos: el ministro de Finanzas de Alemania acaba de advertir los peligros de una confrontación comercial entre EE.UU. y la Unión Europea.

Así, todo sugiere que los niveles de incertidumbre continuarán altos. Las decisiones fiscales y monetarias serán claves para que los países aprovechen el escenario o sucumban a la volatilidad de los mercados.