Cinco factores que marcarán la economí­a en la segunda mitad del gobierno de Boric

Si la primera mitad del gobierno de Gabriel Boric estuvo marcada por la el fantasma de la recesión, la fuerte alza de los precios y los efectos económicos tardí­os derivados de la pandemia, el «segundo tiempo» del Mandatario enfrentará un escenario diferente. Las crecientes expectativas de un mayor crecimiento económico para este y el próximo año, de la mano de menores tasas de interés y la caí­da de la inflación, configuran un periodo menos complejo en lo interno, pero con riesgos zigzageantes en el plano internacional.
Los casi dos años que restan al actual gobierno -648 dí­as desde este domingo- estarán influidos también por las elecciones presidenciales, parlamentarias y municipales, lo que anticipa un panorama de mayor crispación polí­tica y presiones por mayor gasto desde el mundo polí­tico, en medio de un escenario fiscal de estrechez. «Lo que le queda al gobierno será complicado, con volteretas y guiños a la barra brava. No muy distinto de lo de ahora. La oposición le facilita la ‘pega’ al gobierno, que puede ser competitivo en las presidenciales próximas», resume el economista Alejandro Fernández.
1. Clima económico internacional y tensiones geopolí­ticas
Si bien desde hace algunos meses el escenario económico mundial ha disminuido su crispación y ha originado un mejor ánimo bursátil global al ritmo de las expectativas de una pronta baja de la tasa de interés en Estados Unidos, las tensiones geopolí­ticas internacionales añaden una cuota de riesgo sobre lo que viene en los siguientes dos años. No sólo aún es impredecible lo que suceda con la guerra en Ucrania y la crisis en Medio Oriente, sino también lo es el creciente conflicto comercial entre Estados Unidos y China.
«Se espera un buen panorama de la economí­a internacional para los próximos dos años, con las principales economí­as creciendo a tasas relativamente similares a las de los últimos años o levemente inferiores. Adicionalmente, los procesos inflacionarios a nivel global deberí­an tender a las metas de los bancos centrales, resultado que permitirí­a que las tasas de interés se ubicaran por debajo de los niveles actuales, ayudando con eso al dinamismo global. El escenario geopolí­tico es preocupante. Sin embargo, la economí­a internacional ha podido acomodarse relativamente bien a la incertidumbre de estos eventos»,afirma el economista y socio de Rojas y Asociados, Patricio Rojas, quien cree que este factor no modificará el escenario central de crecimiento global.
«Este factor de la economí­a internacional deberí­a traer vientos a favor para el gobierno en los próximos dos años», añade Rojas.
Sin embargo, Alejandro Fernández, socio de Gemines, pone la nota de cautela. «Seguirá siendo un factor de riesgo e incertidumbre muy importante. Este es el factor más descuidado en Chile. El paí­s puede verse seriamente afectado por el conflicto económico-estratégico entre China y EE.UU.», alerta.
En la misma linea, la economista jefe de Fintual, Priscila Robledo, cree que los próximos dos años van a estar caracterizados por un clima geopolí­tico más tensionado y avizora un riesgo por el lado de las condiciones financieras internacionales. «El contexto global de tasas altas por más tiempo puede ser retador para nuestro paí­s, especialmente al considerar que ha aumentado la presencia de inversionistas extranjeros en activos locales. Como hemos visto este último año, las condiciones financieras más estrictas pueden generar episodios de volatilidad», complementa Robledo.
2. El crecimiento y la agenda laboral
La mejora en las expectativas de crecimiento para este y el próximo año pueden ser claves para un gobierno que tuvo que lidiar con el fantasma de la recesión y el estancamiento en sus primeros años. No obstante, resulta probable que el «talón de aquiles» de este mejor escenario para la actividad sea una lenta recuperación de la inversión, la que este año debiera caer 2%, según los pronósticos del Banco Central. En el primer trimestre, cayó 6,1%.
Para Priscila Robledo, de Fintual, el gran desafí­o para Chile hoy es lograr que la economí­a despegue. «El desempeño económico de los últimos dos años se justifica por los grandes desbalances macroeconómicos que se generaron con los estí­mulos otorgados para sortear la pandemia. Pero ahora la economí­a ya está más ordenada y hay mejores condiciones para lograr un crecimiento que sostenga el desarrollo del paí­s. El primer trimestre de este año el desempeño de la economí­a fue mucho mejor, y el desafí­o es sostenerlo hacia adelante», precisa.
Sebastián Izquierdo, coordinador académico del Centro de Estudios Públicos (CEP), matiza y recuerda que el propio Presidente Boric planteó una expectativa de crecimiento de la actividad levemente por sobre el 2% en la última Enade . «Décimas más, décimas menos de crecimiento, estos años no marcarán la diferencia, ya que la base de comparación es baja y el crecimiento está siendo sostenido principalmente por el consumo, especialmente el componente público, y no por la inversión. Las proyecciones a largo plazo se encuentran estancadas en un paupérrimo crecimiento del producto potencial del 2%», afirma Izquierdo, quien cree que el 2025 será crucial reducir la incertidumbre en la inversión y abordando tanto la «agobiante permisologí­a» como los problemas de seguridad que tiene el paí­s.
El economista del CEP también reconoce como posible lograr la promesa de Gabriel Boric de crear de 700 mil empleos hacia el final de su gobierno, pero repara que reducir la informalidad laboral al 25% será más difí­cil, especialmente con los proyectos que han encarecido la formalidad.
«Todo lo relacionado con el mercado laboral, la negociación por rama que se anuncia y lo que ya se ha hecho, van en la dirección contraria a lo necesario para impulsar la inversión. El ministro (de Hacienda) Marcel sabe esto, pero está dispuesto a aceptarlo, por lo que tampoco se va a jugar por reformas de verdad. Solo navegar hasta marzo de 2026. El mensaje va a ser: volvimos a la normalidad, aunque los resultados sean mediocres, porque vienen de antes, pero sin perder el apoyo del 30%», analiza, a su vez, Alejandro Fernández.
3. Tasas de interés e inflación a la baja
A diferencia de un comienzo de gobierno con una polí­tica monetaria altamente restrictiva y una inflación de dos dí­gitos a la que un grueso de la nueva generación de chilenos no estaba acostumbrada, la segunda mitad de la administración actual estará marcada por tasas de interés a la baja y una inflación controlada, cercana al 3%.
«En los próximos dos años debiésemos observar menores tasas de interés en la economí­a chilena, junto a una inflación en torno a la meta del Banco Central. Sin embargo, los altos niveles de deuda pública a nivel global harán que las tasas de interés internacionales se ubiquen en niveles superiores a los de prepandemia, afectando con ello las tasas bases a las cuales se financiará tanto el sector privado como el Estado», sostiene Patricio Rojas, quien alerta que el alto endeudamiento fiscal podrí­a afectar los «spreads» a los cuales se financia el gobierno.
Más optimista es Sebastián Izquierdo, del CEP:»La inflación se encuentra en su última etapa para alcanzar la meta establecida. Ha pasado de ser un dolor de cabeza a comenzar a favorecer la actividad económica mediante una polí­tica monetaria más expansiva».
4. Alza del precio del cobre
Una de las inesperadas sorpresas de estos últimos años de gobierno es el aumento del precio del cobre. El cada vez más asentado inicio de un super ciclo del commodity, que podrí­a llevar el precio del metal a más US$5 la libra en el corto plazo y a altos precios en el próximo lustro al menos, podrí­a aliviar transitoriamente el complejo momento por el que atraviesan las arcas fiscales.
«El alto precio del cobre es indudablemente una condición positiva para nuestro paí­s. Chile es el mayor exportador de cobre del mundo. Sus exportaciones representan en torno a un 13% del PIB. El beneficio para la economí­a viene tanto por la recaudación fiscal (por Codelco y el royalty a empresas privadas), como por el beneficio mismo para la industria local de cobre. Dicho esto, si el precio del cobre se va a mantener alto en el futuro es algo que no se puede saber», repara Priscila Robledo.
El economista Patricio Rojas va más allá y cree que los mayores ingresos por el metal rojo son una buena noticia para el gobierno. «Para los próximos perí­odos se vislumbra un precio del cobre por encima del promedio que hemos observado en los últimos años, lo cual constituye una muy buena noticia para el gobierno, por cuanto le dará una holgura, aunque acotada para su balance estructural, por cuanto no existe certeza de cuanto tiempo podrí­an durar estos precios. En lo inmediato, los mayores ingresos ayudarán para reducir el endeudamiento o eventualmente estos podrí­an ser utilizados para financiar gastos por una solo vez, que ayudasen a elevar el crecimiento y reducir el desempleo», añade Rojas.
5. Estrechez de las finanzas públicas y presiones por más gasto
Pero la sensación de mayores recursos derivados del aumento del precio del cobre también es una arma de doble filo para el gobierno. Los analistas reconocen que podrí­a haber presiones desde el mundo polí­tico para un mayor gasto fiscal o para que el gobierno vaya más allá de la regla de balance estructural.
«Que el fisco hoy no tiene recursos es un hecho. La deuda pública alcanzará su peak el próximo año, y al consolidar la deuda fiscal, estamos en un 60% del PIB. El esfuerzo fiscal del primer año de gobierno se diluyó con el aumento de este año. Los próximos años eleccionarios tendrán mayores presiones fiscales que serán difí­ciles de sostener si no hay un mayor crecimiento que se traduzca en bienestar», anticipa Sebastián Izquierdo.
Alejandro Fernández cree que el tema fiscal es el «rompecabezas» más complicado. «El cobre permitirá gastar algo más, pero no todo lo que quisieran. Es probable que la débil situación fiscal produzca otra baja en la clasificación de riesgo. Será una bomba de tiempo para el próximo gobierno que va a ser muy complicado», concluye el economista de Gemines.